Gracias al modelo de color RGB podemos crear una amplia gama de colores para que sean proyectados a través de nuestras pantallas LED. ¿Pero por qué son precisamente estos tres colores los escogidos, entre los millones existentes, como los representantes de todos ellos? ¿En qué se diferencian del clásico modelo que nos han explicado des de pequeños en el que usábamos el modelo CMYK? Con esta entrada de blog intentaremos arrojar un poco de luz sobre estas dudas que quizás más de uno se habrá hecho.


La primera pregunta y la más básica a responder sería ¿cuál es la diferencia entre RGB y CMYK?

El modelo de color RGB es una invención que permite al mezclar intensidades distintas de rojo (Red), verde (Green) y azul (Blue), cualquier pantalla LED pueda reproducir los colores de la realidad. Partiendo de estos primarios y combinándolos en mayor o menor intensidad obtenemos todos los colores, obteniendo el blanco cuando los tres colores se combinan en su máxima intensidad. Por ese motivo se dice que el sistema RGB funciona en base a la adición de colores.

Por otro lado, como hemos dicho en la introducción de esta entrada de blog, de pequeños en la escuela nos han enseñado a trabajar en base al modelo CMYK, usando el Cian, Magenta y amarillo (Yellow) como colores primarios, y siempre sobre un fondo blanco, que es contrario a lo que hacemos al trabajar con el modelo RGB; en este caso, pintando sobre blanco, “restamos” colores hasta que la mezcla consigue el color negro (blacK), por eso se dice que esta forma de combinar colores es sustractiva.

Y ahora que sabemos la diferencia entre ambos, ¿por qué RGB? La respuesta reside en nuestros ojos…

La retina es la parte del ojo donde captamos la luz, y esto lo hace gracias a una especie de neuronas modificadas para detectar fotones: los bastones y los conos. Los bastones captan el nivel de iluminación y son los principales responsables de la visión periférica y de la visión nocturna en blanco y negro. Sin embargo, no aportan información de color. De esta tarea se encargan los conos, de los que tenemos tres tipos, el tipo L (rojo), el tipo M (verde) y el tipo S (azul). Cada uno de estos fotorreceptores capta la luz que oscila en un rango de frecuencias distinto, con mayor sensibilidad en los colores amarillo, verde amarillento y violeta, esto no quiere decir que sólo detecten ese color, si no que dentro del rango de colores que detectan, esos son los que ven con mayor intensidad.

En los años 20, la CIE (Comisión Internacional de la Iluminación) eligió los colores rojo, verde y azul como representativos de los rangos de color que puede captar cada cono debido a que están en frecuencias que sólo su cono asociado puede captar y, en parte también, porque eran colores fáciles de reproducir con la tecnología de la época.

Casi 100 años después todavía usamos este sistema para la reproducción de contenidos en nuestros monitores y en las pantallas de gran formato que instalamos, y podemos asegurar que aún y haber pasado tanto tiempo sus resultados son excelentes.